domingo, 13 de mayo de 2012

Un cuento de una Prostituta.

Carlos estaba sentado al borde de la cama, el ya se había quitado la remera, mientras que la ramera se miraba en el espejo sobre el buró de aquel cuarto.
"Es mi primera vez con una puta" pensó Carlos, el sexo nunca había presentado un problema para el, los nervios recorrían todo su cuerpo mientras que veía como se acercaba Koral.

-¿Cómo lo vamos hacer?- Preguntó Carlos demostrando su nerviosismo más de lo que a el le hubiera gustado.

-¿Disculpa?-Replicó preguntó Karol.

-Sí, como vamos a tener sexo, ya comienzo, ¿me quito los pantalones, me los quitas? ¿qué sigue?".

-¿Sexo?- Contestó una ahora enojada Karol.-Si yo nunca he tenido sexo.-Dijo de una forma un poco
alterada, pero sin estar enojada, todo esto mientras se acercaba con un sensual meneo de caderas a la cama de su cliente.

-Mira mi amor, no te asustes-Una tibia acariciaba las mejillas de Carlos-El día de hoy yo no tendremos sexo-La mano de ella se recorrió bruscamente a la boca para evitar interrupciones- El día de hoy, te haré el amor,-Una mano se posó sobre el pecho de Carlos- el día de hoy serás mi más grande amante,-Una mano se desplazó al ombligo de Carlos- glorificaré cada uno de tus movimientos-Una respiración se volvió profunda- redactaré en un cuaderno cada uno de los sonidos que salgan de tu boca-Una boca se posó sobre la oreja de Carlos y susurró- y lo atesoraré como la palabra divinas que son-Carlos tuvo la mejor reacción en toda su vida.


Cuatro años más tarde, Carlos está sentado al borde de la cama, su remera se vuelve a encontrar tirada en el piso mientras que la ramera se mira en el espejo examinando la primer arruga de su cara y maldiciendola para sus adentros.

-¿Haremos el amor hoy?- Preguntó Carlos con una sonrisa que mostraba confidencia.
-Jajaja tu debes de haber venido aquí cuando menos hace tres años y medio!
Carlos no supo que decir ni contestar, solo asintio con la cabeza.

-Mira corazón, yo ya no hago el amor-Carlos escuchó y frunció el ceño- Yo ya nomás puedo amar a un hombre, espero lo entiendas, no estoy casada, no te espantes, es solo que ahora tengo un nene de 3 años, se llama Andrés.

Carlos simplemente recogió su remera, salió del cuarto y ni se molestó en pedir un reembolso ó cambio de servicio, simplemente se marchó mientras refunfuñaba:
-Putas locas.







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